lunes, 25 de febrero de 2008

Mis Luces Al Final Del Túnel

A veces pareciera que somos como la misma persona. Pero otras, están tan lejos que no sé cómo alcanzarlos.
Quisiera simplemente extender mi mano y levantarlos. Hablan de la tristeza, y esa sensación que el cuerpo les reclama constantemente.
Y quieren intentarlo, solos.
Y yo me quedo aguardando sus pedidos de ayuda.
Entonces lo intentan, una y otra vez. Les digo que no está tan mal, que las heridas ya cicatrizaron. Que hay que salir a buscarlo.
Y se callan, me sonríen, me dan una palmada en la espalda y asientan con la cabeza.
Como si no entendiera, como si no supiera por lo que pasan.
Sólo necesito sentirme más cerca para poder contarlo.
Parece que todo es mínimo a su alrededor, que nada se compara a esa impresión. Trato de ser prudente y silenciosa.
Pero deben saber que hay consuelo, como dijiste alguna vez, el único límite es el cielo.
Se hacen fuertes y se esconden.
Y quedo esperando…que sus risas son mi vida, que su alegría es mi aire y su compañía mi paz.
Que estaré aquí para cuidarlos.

Desencuentros

Tu presencia la inquieta, no sabe decírtelo, no
quiere lastimarte.
Pero un día me confesó, que habías revuelto su vida
programada, tan ordenada que es ella…no sabe por qué se perdió pero creo que esa
fantasía de vivir flotando...
Me dijo que cuando tomó tu mano tuvo esa
sensación, no entendió por qué la atrapaste a ella. Cuando le
sonreíste,
“me sonrió y fue tan…tan personal”, se confundió.
Sabe
que es imposible que funcione, y el choque (como lo llama Tom) fue un
error.
Pide que no la busques, aunque quiere lo contrario, no dice nada y la
catástrofe le pasa por encima.
Trato de explicarle que no se mezcla la tierra
con el aire,
la lluvia jamás pudo vivir con el cristal.
“Eso es lo que
duele”, eso es lo que también ella entiende.
Y trata de explicarte, te habla
sobre la felicidad y su fórmula.
Quedás encantado.
Pero no eran casualidad
los desencuentros.
Entonces ella se calla y deja que la tempestad pase. Y
sólo la observas irse…

jueves, 21 de febrero de 2008


Desde que entramos no nos soltamos de la mano/ Algo más segura ahora/ Una eternidad en un beso/ todo se detuvo de repente, tus manos en mis mejillas y mis brazos rodeando tu cintura y nos miramos a los ojos/ Y ahí estábamos, éramos los de siempre, los mismo que aquella primera vez temblando/ Creciendo/ En ese instante entendimos que siempre seremos nosotros/ Con todo lo que arrastrábamos, los dolores y fracasos. Los golpes contra el piso y las veces que nos levantamos sin mirar las rodillas raspadas/ Con las veces que estiraste tu mano y con tu fuerza me hacías volar alto. Con las veces en que te apoyaba tu cabeza en mi pequeño hombro para que supieras que no estabas solo/ Tus ojos cansados me dijeron que aún estabas ahí, para mí/ Y las ganas de abrazarte fuerte/ Y pensar que sólo fue una piedra más/ Una tormenta que se fue/ Y todo vuelve a ser como antes…como siempre.

sábado, 9 de febrero de 2008


No me despiertes hasta que todo pase.
Nadie haga ruido que quiero dormir, y si despierto fuera de tiempo puede estallar.
No creas que estoy jugando, solo pido una tregua para mí.
Sólo es mi forma de esperar y no desesperar.
Mi fortuna en este tiempo hasta que vuelvas a mi.
Nada cambió ni es como antes, sólo esto que siento no encuentra su lugar en mi cuerpo.
Vas y venís y voy armando mi colchón por si me caigo, al menos practicando como me enseñó Juan.
No te preocupes, lo que sangra ya se secará.
Mis brazos están abiertos por la noche, es mi rito de desolación.
Mientras quedo aguardando, que nadie me despierte, será mi pasatiempo hasta que todo pase.