miércoles, 21 de mayo de 2008


Es difícil de creerlo. Ese gran cariño, ese gran abrazo. Una sonrisa gigante.
Esa consideración. La persona más comprensiva, filosófica en busca de un amor, del amor de cada uno de nosotros. ¿Cuánto mal hizo? ¿Por qué ya no puede olvidarlo? Mirar hacia otro lado íntegramente con el corazón y la mente. ¿Por qué no pude ayudarlos? Cuidarlos, protegerlos, abrazarlos tan fuerte. Por qué no fui parte de ese mundo ideal que se inventaron. Y hoy ya somos grandes. Cada uno pudo crecer con eso. Ser feliz. Luchamos con todo por lo que queremos. Y lo hicimos solos, acompañados entre nosotros, sosteniéndonos de la mano. Cada uno, con sus vueltas, sobrevivimos. Y formamos la cadena más fuerte que existe. Y ya nada va a separarnos. Ustedes, mis estrellas que me guían. Me muestran el camino, intentan protegerme y hoy ya soy parte de esa fuerte cadena. Y puedo abrazarlos, llorar en su llanto, crear nuestro mundo ahora real.
Gracias hermanos por crecer a mi lado, por ser mis compañeros, por cuidarme.