sábado, 12 de enero de 2008


Creí que mi mundo se me caía abajo.
Sentí que me costaba respirar, otra vez.
Sentí el dolor de estómago, otra vez.
El día estaba soleado, como burlándose de mí.
Los tambores tocaban más y más fuerte.
Entre tanta gente no lo encontraba. Y eso me desesperaba, cada vez más.
Caminé y caminé. Lloré más. Y caí.
Lo buscaba, quizás podía explicarme por qué otra vez, o sólo sostenerme.
Jamás lo encontré.
Lourdes trataba de enseñarme, le temí por un momento, pero pensé que quizás era él quien me hablaba. Por eso la escuché…
Las agujas del reloj retrocedían al tiempo.
Pero él ya no estaba, de ninguna forma.
Y te necesito, pero te veo, puedo tocarte, por eso no me resigno a dejarte.
Creí perderte, otra vez.
Quiero que no cueste tanto como ayer.
No quiero morirme sin vos también.

No hay comentarios: